LA IGLESIA A FAVOR DE LOS DERECHOS HUMANOS: PRONUNCIAMIENTOS Y ACCIONES.
En la escena actual, se presentan no pocas
contradicciones sociológicas de una institución que culturalmente ha ido
confrontándose con la concepción más universal y secular de los derechos
ciudadanos. Temas como la equidad de género, los nuevos roles que la mujer ha
asumido en la sociedad, el reconocimiento a las diversidades sexuales, el bien
morir, la bioética, etc., ha sido parte de una densa disputa cultural ante una
Iglesia que de manera forzada ha tenido que ir adaptándose.
Hablar o embarcar el tema de los derechos humanos
que se favorezcan en la iglesia católica es un poco confuso y difícil de hacer
ya que no contamos con todas las bases e información clara acerca de esto.
A lo largo de la historia, la Iglesia presenta un
perfil ambiguo, por un lado una institución que impone a la sociedad su visión
del mundo aun cuando avasallan y someten la dignidad de las minorías. Por otro
lado, encontramos actores internos que se rebelan e incluso contradicen la
disciplina imperante de la misma Iglesia. Un claro ejemplo lo encontramos en el
dominico Fray Bartolomé de las Casas (1584-1566), que no solo defendió la
libertad y dignidad de los indígenas sometidos por la conquista española sino
sentó las bases filosóficas, jurídicas y morales de lo que siglos después
serían los derechos humanos modernos.
La Iglesia cuando habla de derechos fundamentales no
se refiere a los derechos humanos como están concebidos en el derecho
internacional sino guarda matices a los derechos de las personas tal y como los
considera su Magisterio. Por tanto la Iglesia pretende resinificar
permanentemente conceptos como libertad, laicidad y libertad religiosa, incluso
los derechos humanos. Por ello eso intenta influir en la concepción universal
de los derechos universales, para que ésta se adapte a su concepción y así nos
encontramos que los derechos humanos han sido influenciados por la ideología y
lobbies de la Iglesia.
Desde sus inicios,
entonces, la Iglesia ha puesto el máximo de sus intereses en servir a la
humanidad. El empeño evangelizador de los primeros tiempos estuvo acompañado de
muy creativas formas de promoción humana; baste recordar por el momento el
papel protagónico que tuvo la Iglesia en la creación de hospitales y universidades;
en el progreso científico y el cultivo de los campos; en el cuidado por la
persona y la vida social, política y económica de acuerdo a la suprema ley del
Amor.
El testimonio de los monjes, civilizadores y creadores de Europa, de
diversas congregaciones que, impulsadas por un carisma particular han servido
de muy distintas maneras a los hombres de su tiempo; el trabajo de Obispos y
sacerdotes en beneficio de su pueblo; la acogida de la buena nueva en numerosas
actividades promovidas por laicos a lo largo de la historia... todo eso nos
muestra una rica herencia en favor de los derechos humanos, en favor de la
promoción humana.
Bibliografías
